La Virgen dio a las niñas dos mensajes especiales para todos sus hijos dispersos por el mundo. Como una madre, nos dice lo que tenemos que hacer para el bien de nuestras almas. Nos enseña cómo tenemos que rezar, hacer penitencia, amar a Jesús en la Eucaristía y ser buenos en nuestra vida diaria. Y así, salvaremos nuestras almas.