DECLARACIONES DE LOS OBISPOS DE SANTANDER
Aunque dos comisiones convocadas por los obispos de Santander declararon que no había aquí fenómenos capaces de autenticar los hechos como indudablemente sobrenaturales, no condenaron el mensaje. A este respecto, la primera comisión declaró: “No hallamos nada merecedor de censura eclesiástica ni condenación ni en la doctrina ni en las recomendaciones espirituales supuestamente dirigidas a los fieles”. El obispo D. Juan Antonio del Val, que convocó la segunda comisión, al jubilarse de su cargo declaró que “el mensaje de Garabandal era importante y teológicamente correcto”.
Cuatro Obispos consecutivos de Santander se han pronunciado en contra de la sobrenaturalidad de las apariciones de Garabandal, lo cual ha pesado mucho entre los fieles. Resumimos brevemente las declaraciones de los diversos Obispos que se han sucedido desde el inicio de las apariciones hasta nuestros días.
- Mons. Doroteo Fernández, mayo de 1961 a enero de 1962 (Administrador Apostólico)
El Administrador Apostólico de la diócesis, -don Doroteo Fernández- basándose en una comisión técnica que nombró para el examen de las apariciones de Garabandal, publicó en el boletín eclesiástico el 26 de agosto de 1961, a solo dos meses y pico del comienzo de las apariciones y al mes escaso de las primeras negaciones de Conchita, una nota afirmando que no constaba la sobrenaturalidad de dichas apariciones. La comisión solo realizó dos o tres visitas al lugar de las apariciones y concluyó que los sucesos eran “un juego de niños”.
El mismo Administrador Apostólico, el 2 de noviembre de 1961, al medio mes del primer mensaje de Garabandal, que tanta decepción causó, redactó una nueva nota- esta vez sin nombrar a la comisión técnica pero basándose sin duda, en su informe, pues varios miembros de la comisión estuvieron presentes en la promulgación del mensaje – en la que se ratificaba en su juicio precedente acerca de que no constaba la sobrenaturalidad de las apariciones. Obviamente tampoco constaba lo contrario, es decir que no lo fueran. Recordemos que una cosa es la ortodoxia del contenido –sobre la cual no había dictamen contrario– y otra muy distinta el origen de los fenómenos.
PRIMERA NOTA OFICIAL DE MONS. DOROTEO FERNÁNDEZ
Ante las constantes preguntas que se nos hacen acerca de la naturaleza de los sucesos que vienen ocurriendo en la aldea de San Sebastián de Garabandal, y con el deseo de orientar a los fieles en la recta interpretación de los mismos, nos hemos creído obligados a estudiarlos detenidamente, a fin de cumplir con nuestro deber pastoral.
Con este fin nombramos una Comisión de personas de reconocida prudencia y doctrina para que nos informasen, con toda garantía de objetividad y competencia, acerca de dichos acontecimientos.
En vista del informe que nos ha sido presentado, creemos prematuro cualquier juicio definitivo que quiera pronunciarse acerca de la naturaleza de los fenómenos en cuestión. Nada, hasta el presente, nos obliga a afirmar la sobrenaturalidad de los hechos allí ocurridos.
A la vista de todo esto, y condicionando el juicio definitivo a los hechos que se produzcan en el futuro, manifestamos:
1) Es nuestro deseo que los sacerdotes, tanto diocesanos como extradiocesanos, y los Religiosos de ambos sexos, aun los exentos, se abstengan por ahora de acudir a San Sebastián de Garabandal.
2) Aconsejamos al pueblo cristiano que hasta que la autoridad eclesiástica no de su dictamen definitivo sobre el caso, procuren no concurrir al mencionado lugar.
Con estas medidas provisionales no estorbamos ciertamente la acción divina sobre las almas, antes al contrario, quitando el carácter espectacular de los hechos, se facilita grandemente la luz de la verdad.
DOROTEO, A. A. de Santander.
Santander, 26 de agosto de 1961.
(Del Boletín O. del Obispado, agosto 1961, p. 154).
Primera nota oficial de Mons. Doroteo Fernández.
SEGUNDA NOTA OFICIAL DE MONS. DOROTEO FERNANDEZ. NOTA OFICIAL SOBRE LOS SUCESOS DE SAN SEBASTIAN DE GARABANDAL.
Amadísimos hijos:
Hace ya tiempo que os dije cual debía ser nuestra actitud ante el rumor público que atribuye a la Virgen Santísima ciertos hechos maravillosos, especialmente revelaciones, apariciones, locuciones orales con otras señales más o menos extraordinarias.
Nos quisiéramos ver en todos vosotros la suma discreción y prudencia con que la Iglesia juzga acerca de la sobrenaturalidad de tales fenómenos. Poderoso es el Señor, que nos dio la revelación de cuanto Le plugo, para manifestarse y decirnos cuanto tenga a bien su Bondad, pero sería en nosotros gran falta de cordura el aceptar como venido del Señor cualquier soplo de opinión humana. Cuando Dios quiere hablar lo hace en términos claros e inequívocos; cuando nos quiere decir algo, sus palabras no admiten tergiversación ni oscuridad. Y es a la Iglesia puesta por Jesucristo, no a la opinión pública, y mucho menos a la de algún particular, a quien compete el juicio definitivo sobre tales hechos supuestamente sobrenaturales. Que nadie se arrogue y atribuya funciones y poderes que Dios no le ha confiado, porque el tal sería un usurpador e intruso.
Por lo que respecta a los sucesos que vienen ocurriendo en San Sebastián de Garabandal, pueblo de nuestra Diócesis, debo deciros que en cumplimiento de nuestro deber pastoral, y para salir al paso de interpretaciones ligeras y audaces de quienes se aventuran a dar sentencia definitiva donde la Iglesia no cree aún prudente hacerlo, así como para orientar a las almas, venimos a declarar lo siguiente:
1) No consta que las mencionadas apariciones, visiones, locuciones o revelaciones puedan hasta ahora presentarse ni ser tenidas con fundamento serio por verdaderas y auténticas.
2) Deben los sacerdotes abstenerse en absoluto de cuanto pueda contribuir a crear confusión entre el pueblo cristiano. Eviten, pues, cuidadosamente, en cuanto de ellos dependa, la organización de visitas y peregrinaciones a los referidos lugares.
3) Ilustren a los fieles con sobriedad y caridad acerca del verdadero sentir de la Iglesia en estas materias. Háganles saber que nuestra fe no necesita de tales apoyos de supuestas revelaciones y milagros para sostenerse. Creemos lo que Dios nos ha revelado y la Iglesia nos enseña: a esta categoría pertenecen los milagros claros y auténticos de Jesucristo. Él nos los dio como prueba de su doctrina, a la que ya nada hay que añadir. Si Él por Si o por medio de su Santísima Madre tiene a bien hablamos, atentos debemos estar para escuchar sus palabras y decirle como Samuel: «Habla, Señor, que tu siervo escucha».
4) Inculquen igualmente a sus feligreses que la mejor disposición para oír la voz de Dios es la sumisión perfecta, completa y humilde a las enseñanzas de la Iglesia, y que nadie puede oír con fruto la voz del Padre que está en los cielos si rechaza con soberbia la doctrina de la Iglesia Madre, que nos acoge y santifica en la tierra.
5) En cuanto a vosotros, amados fieles, no os dejéis seducir por cualquier viento de doctrina. Escuchad dóciles y confiados las enseñanzas de vuestros sacerdotes, puestos a vuestro lado para ser maestros de verdad de la Iglesia.
Sé que habéis estado impacientes y expectantes y que la turbación se había apoderado de muchos ánimos ante la proximidad de las fechas recientemente pasadas. Quisiera yo llevar a vuestras almas el sosiego y la tranquilidad, que es el presupuesto básico de un juicio sereno y equilibrado. Que nadie os arranque el don precioso de la paz, que descansa en Dios, y «no os alarméis, ni por espíritu, ni por dicho, ni por carta», como decía San Pablo a los de Tesalónica.
Haciendo nuestros estos sentimientos, amadísimos hijos, esperamos que la Virgen, a quien saludamos con el nombre de Sedes Sapientiae -Morada de la Sabiduría-, nos ilumine para conocer todo lo que interesa a la gloria de su Hijo y a nuestra salvación.
DOROTEO, A.A.
Santander, noviembre de 1961.
(Del Boletín del Obispado, noviembre 1961, pp. 214-15).
Segunda nota oficial de Mons. Doroteo Fernández
- Mons. Eugenio Beitia Aldazabal, enero de 1962 a enero de 1965.
El nuevo obispo de Santander Mons. Eugenio Beitia, firmó su primera nota el 7 de octubre de 1962 a los pocos meses de haberse hecho cargo del obispado, y cuando ya estaba para salir hacia Roma para participar en el Concilio Vaticano II. Esta nota parece ser la respuesta al milagro de la comunión visible de Conchita del 18 de julio del mismo año, y en ella el Obispo que, por lo visto, no estaba todavía muy puesto en el asunto de Garabandal, no hace sino ratificar el informe de la comisión técnica en el cual se dice que “tales fenómenos carecen de todo origen de sobrenaturalidad y tienen una explicación de carácter natural”. Este juicio era, sin duda, prematuro, pues la comisión episcopal nombrada al efecto de indagar lo que estaba ocurriendo en Garabandal no realizó ningún examen serio de carácter científico. El mismo Obispo publicó el 8 de julio de 1965 a los 20 días del segundo mensaje de Garabandal, una nueva nota. En ella hace mención de la comisión técnica diciendo que la misma sigue opinando que no consta la sobrenaturalidad de los fenómenos. Además es ya en esta cuarta nota cuando se prohíbe “de manera explícita y formal” la asistencia de los sacerdotes a Garabandal, sin expresa licencia. En la primera nota sólo se expresaba el deseo de que no asistieran los sacerdotes; en la segunda se recomendaba que evitaran “la organización de visitas y peregrinaciones a los referidos lugares”; en la tercera se prohibía no el asistir, sino “el concurrir” habiendo declarado Mons. Beitia a cierto sacerdote que no se trataba de una prohibición formal.
Mons. Beitia impuso pues restricciones a los sacerdotes que subían al pueblo sin permiso diocesano pero no condenó los acontecimientos pues hace constar que “no hemos encontrado materia de censura eclesiástica condenatoria, ni en la doctrina ni en las recomendaciones espirituales, que se han divulgado en esta ocasión, como dirigidas a los fieles cristianos, ya que contienen una exhortación a la oración y al sacrificio, a la devoción eucarística, al culto de Nuestra Señora en formas tradicionalmente laudableso y al santo temor de Dios, ofendido por nuestros pecados”. Autorizó una investigación privada llevada por tres doctores, cuya conclusión no coincidió con la de la comisión oficial.
PRIMERA NOTA OFICIAL DE MONS. BEITIA. NOTA OFICIAL SOBRE LOS HECHOS DE SAN SEBASTIAN DE GARABANDAL.
La COMISION ESPECIAL, que entiende en los hechos que vienen sucediendo en la Aldea de San Sebastián de Garabandal, nos ha remitido el correspondiente informe, con fecha 4 de octubre del año en curso. Se ratifica la citada COMISION en sus anteriores manifestaciones, juzgando que tales fenómenos carecen de todo signo de sobrenaturalidad y tienen una explicación de carácter natural.
En consecuencia y en nuestro deseo de que nuestros diocesanos estén debidamente informados y todos cuantos tuvieren alguna relación con los hechos tengan una orientación segura, en cumplimiento de nuestro deber pastoral y haciendo usa de nuestras facultades:
1) CONFIRMAMOS en todas sus partes las NOTAS OFICIALES de este Obispado de Santander, fechadas los días 26 de agosto y 24 de octubre de 1961.
2) PROHIBIMOS A TODOS LOS SACERDOTES, tanto diocesanos como extradiocesanos y a todos los religiosos aun exentos, el concurrir al mencionado lugar, sin expresa licencia de la autoridad diocesana.
3) REITERAMOS A TODOS LOS FIELES la advertencia de que deben abstenerse de fomentar el ambiente creado por el desarrollo de estos hechos y que por tanto deben abstenerse de acudir a la citada aldea con este motivo.
En cuestión de tanta gravedad esperamos de todos vosotros el puntual cumplimiento de estas disposiciones.
En Santander, fiesta del Rosario, 7 de octubre de 1962.
EUGENIO, Obispo de Santander.
(Del Boletín O. del Obispado, noviembre 1962, p. 242).
Primera nota oficial de Mons. Eugenio Beitia
SEGUNDA NOTA OFICIAL DE MONS. BEITIA. NOTA OFICIAL DEL OBISPADO DE SANTANDER SOBRE LOS HECHOS DE SAN SEBASTIAN DE GARABANDAL.
Escribimos esta NOTA por imperativo de nuestro deber Pastoral. El nombre de GARABANDAL y los hechos que en esa pequeña aldea de montaña de nuestra Diócesis se han producido durante estos años, han llegado, por todos los medios de comunicación social, mas allá de nuestra Patria y de nuestro continente europeo. Agencias internacionales han divulgado informaciones gráficas y reportajes especiales, de deseos de Nuestra Señora la Virgen María, de mensajes espirituales. Al mismo tiempo se nos pide un parecer autorizado sobre estos acontecimientos que se quieren unir con otras venerables advocaciones marianas universalmente conocidas.
El Obispado de Santander ha recogido amplísima documentación durante estos años de todo cuanto allí ha acontecido. No ha cerrado su «carpeta» en este asunto. Recibirá siempre agradecido todos los elementos de juicio, que se le remitan. Han sido TRES las NOTAS oficiales que hasta el momento han aparecido tratando de orientar el juicio de los fieles. Esta NOTA será la cuarta. Y su conclusión hasta el presente, la misma que las precedentes. La Comisión, que entiende en la calificación de los hechos, no ha encontrado razones para modificar el juicio ya emitido, opinando NO CONSTA la sobrenaturalidad de los fenómenos, que ha examinado cuidadosamente.
En consecuencia procede que esta autoridad diocesana renueve las oportunas providencias para que artificiosamente no se fomente un ambiente de confusión, por una propaganda masiva al margen de la letra y el espíritu de los sagrados cánones, por medio de noticias, artículos periodísticos o de revistas, informaciones graficas, reseñas de itinerarios y otras medidas semejantes.
Recordamos que según el canon 1.399, numero 5.0 «están prohibidos por el Derecho mismo, los libros y folletos que refieran nuevas apariciones, revelaciones, visiones, profecías, milagros, o que introducen nuevas devociones, si se han publicado sin observar las prescripciones de los cánones. Hacemos saber, que hasta el momento presente no hemos concedido «Imprimatur" a ningún libro, folleto, artículo o reseña en esta materia. Extendemos hasta donde llegue nuestra autoridad diocesana la misma prohibición del canon a cualesquiera publicación de artículos o informaciones, que no se hayan sometido a la censura de la Diócesis de Santander.
Suplicamos a todos los fieles cristianos que se abstengan de fomentar con su presencia en San Sebastián de Garabandal el ambiente creado en torno a estas apariciones y comunicaciones espirituales, haciendo sin embargo constar que no hemos encontrado materia de censura eclesiástica condenatoria, ni en la doctrina, ni en las recomendaciones espirituales, que se han divulgado en esta ocasión, como dirigidas a los fieles cristianos, ya que contienen una exhortación a la oración y al sacrificio, a la devoción eucarística, al culto de Nuestra Señora en formas tradicionalmente laudables y al santo temor de Dios, ofendido por nuestros pecados. Repiten simplemente la doctrina corriente de la Iglesia en esta materia. Admitimos la buena fe y el fervor religioso de las personas que acuden a San Sebastián de Garabandal y merecen el más profundo respeto, y queremos apoyarnos precisamente en este mismo fervor religioso, para que confiando plenamente en la Iglesia Jerárquica y en su Magisterio, cumplan con la mayor exactitud nuestras recomendaciones reiteradamente publicadas.
En cuanto a los sacerdotes, por la especial importancia que su intervención puede tener. tanto en su forma de activa participación y colaboración en el desarrollo de los hechos, cuanto en la forma de simple presencia como espectador, PROHIBIMOS de manera explícita y formal su asistencia sin expresa licencia, particular y en cada caso, de la autoridad diocesana, declarando que quedan suspendidas, «ipso facto» las licencias en esta Diócesis de Santander, para cuantos contravinieran esta nuestra formal advertencia. La Suprema Sagrada Congregación del Santo Oficio ha tomado contacto con la Diócesis de Santander para obtener la debida información en este grave asunto.
Santander a 8 de julio de 1965
EUGENIO, Obispo AA de Santander.
(Del Boletín del Obispado; julio 1965. pp 18082)
Segunda nota oficial de Mons. Eugenio Beitia
- Mons. Vicente Puchol Montis, julio de 1965 a mayo de 1967.
Después de las declaraciones de las niñas negándolo todo (cumpliendo la profecía de Nuestra Señora en 1961 de que así sucedería) intentó poner fin a Garabandal. Publicó la quinta nota el 17 de marzo de 1967. Esta nota ya no se basa, como las precedentes, en el informe de la comisión técnica sino en la declaración de las videntes, de la que resulta según nos dice Mons. Puchol, que no ha habido apariciones ni mensajes y que “todos los hechos acaecidos en dicha localidad tienen una explicación natural”. Es claro que un prelado que dijo públicamente: “Esto lo acabo yo cueste lo que cueste” no puede ser tenido por juez imparcial, máxime sabiendo que su veredicto no se hallaba respaldado por ningún estudio profesional por parte de los peritos científicos que exigía asunto tan delicado. De todos modos, ni una palabra sobre lo que era la real competencia del obispo en cuanto obispo, esto es: el dogma, la moral, la liturgia o el derecho canónico.
NOTA OFICIAL DE MONS. PUCHOL. SAN SEBASTIÁN DE GARABANDAL.
En los días 30 de agosto, 2, 7 y 27 de septiembre y 11 de octubre de 1966, Nos mismo, acompañado del Sr. Vicario General, del Provisor del Obispado y del Párroco de San Sebastián de Garabandal, y a petición de las interesadas, hecha al referido Párroco, hemos procedido a tomar declaración a Conchita González González, Mari Loli Mazón González, Jacinta González González y Mari Cruz González Madrazo, sobre los hechos acaecidos en San Sebastián de Garabandal, a partir del día 18 de junio de 1961.
De las declaraciones de las interesadas resulta:
1) Que no ha existido ninguna aparición, ni de la Santísima Virgen, ni del Arcángel San Miguel, ni de ningún otro personaje celestial.
2) Que no ha habido ningún mensaje.
3) Que todos los hechos acaecidos en dicha localidad tienen explicación natural.
Al dar la presente Nota no podemos menos de felicitar al Clero y fieles de la diócesis de Santander, que en todo momento y con filial obediencia han seguido las indicaciones de la Jerarquía. Lamentamos que este ejemplo no haya sido seguido por otras personas que han sembrado con su imprudente conducta la confusión y la desconfianza hacia la Jerarquía, impidiendo con una tremenda presión social que lo que había comenzado como un inocente juego de niñas pudieran desvanecerlo las mismas autoras.
Una vez más es bueno recordar que los verdaderos mensajes del cielo nos vienen a través de las palabras del Evangelio, de los Papas y Concilios y del Magisterio Ordinario de la Iglesia.
Santander, 17 de marzo de 1967.
VICENTE, Obispo de Santander.
(Del Boletín O. del Obispado, enero-marzo 1967, p. 35).
Nota oficial de Mons. Puchol
- Mons. José María Cirarda Lachiondo, julio 1968 a diciembre de 1971
Se oponía firmemente a Garabandal y logró, a través del Cardenal Jean Villot (Secretario Vaticano), dar a la prensa nacional y extranjera el 9 de octubre de 1968 una nueva nota sobre los hechos de Garabandal. En la misma se ratifica lo que han dictaminado los tres prelados precedentes asegurándose en especial que no consta la sobrenaturalidad de las apariciones de Garabandal, según los dos primeros y que todo tiene una explicación natural, según el tercero, a quien se supone que ha dado su dictamen de acuerdo con la Santa Sede.
NOTA OFICIAL DE LA SECRETARÍA DEL OBISPADO. NOTA SOBRE LOS SUCESOS DE SAN SEBASTIÁN DE GARABANDAL.
La Secretaría del Obispado de Santander, por mandato del Excmo. y Rvdmo. Sr. Obispo D. José Maria Cirarda Lachiondo, a propósito de los artículos publicados últimamente en algunas revistas y periódicos diarios de gran difusión sobre los sucesos de San Sebastián de Garabandal, manifiesta:
1) Que la Sagrada Jerarquía de la Iglesia es el único juez que puede decidir en tema tan delicado.
2) Que los tres Sres. Obispos consecutivos, los Monseñores D. Doroteo Fernández, D. Eugenio Beitia y D. Vicente Puchol, han expresado el pensar de la Jerarquía en cinco intervenciones, de fechas 26 de agosto y 19 de octubre de 1961, 7 de octubre de 1962, 8 de julio de 1965 y 17 de marzo de 1967.
3) Que los dos primeros Prelados coincidieron en que «no consta de la sobrenaturalidad de los fenómenos que ha examinado cuidadosamente» la Comisión instituida para su estudio; y el último Prelado, después de haber tratado todo el asunto con la Santa Sede, afirmó «que todos los hechos acaecidos en dicha localidad tienen una explicación natural».
4) Que siguen en vigor las disposiciones dictadas par Mons. Beitia :
(B. O. del Obispado, 1965, pag. 181), según las cuales:
a) Esta prohibida a los sacerdotes toda intervención, tanto participando y colaborando activamente en el desarrollo de los hechos, cuanto en la forma de simple presencia como espectadores, con suspensión de las licencias en esta Diócesis de Santander para cuantos asistieren sin expreso permiso particular y en cada caso de la autoridad diocesana.
b) Se ruega a todos los fieles cristianos que se abstengan de fomentar con su presencia en San Sebastián de Garabandal el ambiente creado en torno a dichos sucesos.
c) Se recuerda a todos que, según el canon 1.399, n.c 5, «están prohibidos por el Derecho mismo los libros y folletos que refieran nuevas apariciones, revelaciones, visiones, profecías, milagros o que introduzcan nuevas devociones, si se han publicado sin observar las prescripciones de los cánones»; * y se hace constar que en la Diócesis de Santander no se ha concedido nunca «imprimatur» a ningún libro, folleto, artículo o reseña en esta materia, y esta prohibida la publicación de cualquier artículo o información no sometida previamente a la censura de la Diócesis.
5) Que es de alabar la filial obediencia con que el clero y los fieles de la Diócesis de Santander han seguido las indicaciones de sus Prelados en esta materia, y, muy especialmente, que el Rvdo. Señor Cura Párroco de San Sebastián de Garabandal no hace sino cumplir lo que tiene ordenado, cuantas veces prohíbe celebrar la santa Misa o tener cultos especiales a quienes pretenden una u otra cosa en sus visitas a dicha parroquia.
6) Que es muy de lamentar, por el contrario, la obstinación con que algunos se empeñan en promover campanas publicitarias en gran escala dentro y fuera de España, en erigir «Centros de Garabandal», en celebrar congresos del mismo nombre, en organizar visitas al lugar de los sucesos, y aun en levantar allí un templo, que se construyó contra el querer de la Jerarquía diocesana. Todo ello entraña una rebelde contradicción con el sentir de la Iglesia y es claro contrasigno de la pretendida sobrenaturalidad de dichos sucesos de San Sebastián de Garabandal y del ambiente creado en tomo a ellas, salva la buena fe de quienes, ignorando las disposiciones de la Jerarquía, acudan a dicho lugar.
El Señor Obispo de Santander espera de todos los fieles que cumplan con la mayor exactitud las disposiciones de sus predecesores, reiteradamente publicadas y que continúan todas en pleno vigor.
Santander, 9 de octubre de 1968.
* Este canon, citado par Mons. Beitia, ha perdido posteriormente su «fuerza de ley eclesiástica», según declaró la S. Congregación para la Doctrina de la Fe en Decreto de 15-XI-66, pero el mismo Decreto «inculca de nuevo el valor de la ley moral que prohíbe en absoluto poner en peligro la fe y las buenas costumbres».
(Del Boletin O. del Obispado, noviembre 1968, pp. 496-98).
Nota sobre los sucesos de San Sebastián de Garabandal
- Obispo Juan Antonio del Val Gallo, diciembre de 1971 a agosto de 1991
Aunque no creía en Garabandal cuando tomó posesión como Obispo, mostró un espíritu abierto en contraste con sus dos predecesores. Como canónigo de la catedral de Sandander en 1961, fue miembro de la comisión original pero renunció por la manera en que llevaban los asuntos. Es el único Obispo de Santander que ha visto a las videntes en éxtasis. Tras una visita pastoral en 1977, levantó las prohibiciones de sus predecesores acerca de la difusión de las apariciones y de celebrar Misa los sacerdotes en el lugar en el que presuntamente tuvieron lugar. También permitió que se rodase una película sobre las mismas e instituyó la primera comisión episcopal interdisciplinar que se ocupó del caso.
Alrededor de 1981, empezó a creer en los acontecimientos. En 1983, dio permiso al Dr. Luis Morales de la comisión original, que también había pasado a creer en la apariciones, para dar unas conferencias en el salón de actos más grande de Santander en defensa de los acontecimientos de Garabandal. En 1987, instituyó una nueva investigación de las apariciones y levantó la prohibición de ir al lugar a los sacerdotes, permitiéndoles celebrar Misa en la iglesia del pueblo con el permiso del párroco.
- Mons. José Vilaplana Blasco, agosto de 1991 a julio 2006
Dejó ver que no creía en Garabandal en una carta de 1993 a Ramón Pérez, mientras que al mismo tiempo mantenía sin cambios la política del Obispo del Val. Consta una carta a D. Richard Paul Salbato de Fátima en donde reitera la postura de sus predecesores.
CARTA DE MONS. VILAPLANA A D. RICHARD PAUL SALBATO
Santander 7 de noviembre de 2001
D. Richard Paul Salbato
FATIMA
Estimado en Cristo Algunas personas se han dirigido últimamente a este obispado de Santander preguntando como Vd. por las “supuestas apariciones” de Garabandal y, sobre todo, por la respuesta de la jerarquía de la iglesia ante estos hechos
Debo comunicar que:
Todos los Obispos de la diócesis desde 1961 a 1970, afirmaron que no constaba la sobrenaturalidad de dichas apariciones, que por aquellos años sucedían.
En el mes de diciembre de 1977, Mons. Del Val, Obispo de Santander manifestaba su comunión con sus predecesores y afirmaba que en los seis años que llevaba de Obispo de Santander ningún fenómeno nuevo se había dado.
No obstante, el mismo Mons. Del Val, pasados los primeros años en que había confusión o apasionamiento, promovió un estudio interdisciplinar para que examinara con mayor profundidad dichos fenómenos. La conclusión del estudio coincide con el dictamen anterior dado por los Obispos, es decir, no consta la sobrenaturalidad de dichas apariciones.
Este estudio se concluyó en las fechas en que tomé posesión de la diócesis en 1991. Aprovechando el paso por Roma, con motivo de la visita ad limina en ese mismo año, presenté a la Congregación para la Doctrina de la Fe dicho estudio y pedí orientación para mi actuación pastoral en lo referido al caso.
En fecha 28 de noviembre de 1992, la Congregación me envió su respuesta en la que consta que, después de haber examinado atentamente la citada documentación, no consideraba oportuno intervenir directamente, sustrayendo de la jurisdicción ordinaria del Obispo de Santander este asunto que le compete en esta afirmación. (1).
En la misma carta me sugiere que, si lo estimo oportuno, publique una declaración en la cual reafirme que no consta la sobrenaturalidad de las referidas apariciones, haciendo propias las unánimes posiciones de mis predecesores.
Dado que las declaraciones de mis predecesores, que estudiaron el caso, han sido claras y unánimes, no he creído oportuno hacer una nueva declaración pública por evitar dar notoriedad a unos hechos demasiado lejanos en el tiempo. Sin embargo, sí he creído oportuno redactar este informe como respuesta directa a las personas que piden orientación sobre la cuestión, que doy por terminada, aceptando las decisiones de mis predecesores, que hago mías y las orientaciones de la Santa Sede.
Referente a las celebraciones de la Eucaristía en Garabandal, siguiendo las disposiciones de mis predecesores, sólo admito que se celebren en la iglesia parroquial sin referencia a las supuestas apariciones y con la autorización del Párroco actual que goza de mi confianza.
Con el deseo de que esta información pueda ayudarle, reciba mi cordial saludo en Cristo.
José Vilaplana, Obispo de Santander
(1)Card. Ottaviani 1967 Card. Seper 1969 y 1970
Carta de Mons. Vilaplana a Richard Paul
- Mons. Carlos Osoro Sierra Arzobispo de Oviedo, julio de 2006 a septiembre de 2007 (Administrador Apostólico)
Inauguró una nueva actitud de la Jerarquía hacia Garabandal al asentarse sobre los positivos pasos dados por el Obispo del Val.
- Excmo. Mons. Vicente Zamora, septiembre 2007 - diciembre 2014
No emitió ningún comunicado oficial sobre Garabandal. El 6 de mayo de 2012 bendijo e inauguró la iglesia parroquial de San Sebastián de Garabandal después de haber sido restaurada.
- Excmo. Mons. Manuel Sánchez Monge, desde el 30 de mayo de 2015.
En estas notas si bien, de momento, no juzgan los obispos que haya nada sobrenatural en las presuntas apariciones (materia siempre revisable a la luz de nuevos datos o de un mejor estudio científico de los ya existentes), nada han dicho en contra del contenido de las mismas (“no hemos encontrado materia de censura eclesiástica condenatoria, ni en la doctrina ni en las recomendaciones espirituales que se han divulgado”) y ése era y es precisamente su cometido como Iglesia docente.
Valoración de las notas de los Obispos de Santander
Para valorar debidamente el juicio desfavorable de los cuatro Obispos de Santander, hay que tener en cuenta el fundamento en que se basan sus afirmaciones. Éste es en los dos primeros el informe de la comisión técnica y en los otros dos, además del juicio de los obispos precedentes, las negaciones de las videntes.
Respecto al valor de los informes de la comisión técnica.
Esta comisión constaba, según parece, de tres canónigos y profesores de Santander: Don Juan Antonio del Val, que después sería Obispo de Santander, D. Francisco Odriozola y D. Jose María Saiz que murió repentinamente en 1964. Había también dos médicos: el doctor Morales, psiquiatra de Santander y el doctor Piñal anestesista. Sin embargo, D Francisco Odriozola, secretario de dicha comisión, fue, según declaró el mismo en 1962, el “verdadero motor de la misma”, por lo que se le ha calificado como “el alma y motor” de la comisión.
Ahora bien, hay datos más que suficientes para sospechar con fundamento serio que dichos miembros de la comisión adoptaron una actitud negativa apriorística o preconcebida acerca de las apariciones de Garabandal; actitud que podemos resumir en que para ellos era inadmisible que la Santísima Virgen se apareciera de una manera tan frecuente, inusitada y extraña a cuatro niñas de un pequeño pueblo perdido en las montañas de Santander y que, por lo tanto, todo había que atribuirlo a la fantasía de cuatro niñas, fomentada por los peregrinos que afluían continuamente a Garabandal.
En primer lugar a los 40 días de dar comienzo las apariciones Conchita, a la que se juzgaba la principal protagonista de las mismas, fue trasladada a Santander a instancias de algunos miembros de la comisión con el fin de acabar así con las supuestas apariciones. Al día siguiente de su llegada según manifiesta Conchita en su diario, la examinaron el doctor Morales, miembro de la comisión y otros médicos, los cuales concluyeron que la niña estaba normal, pero “que esto de las apariciones era un sueño”, poniéndole como tratamiento para deshacer sus fantasías o alucinaciones, un buen ambiente de distracción en Santander. Como a los 8 días volviera su madre y su tía para llevársela a Garabandal, el doctor Piñal miembro de la comisión, extremó, no sólo los halagos, presentándole un porvenir risueño, si se quedaba en Santander, sino también las amenazas, diciéndole incluso que la encerrarían en un manicomio, si persistía en hablar de sus apariciones, hasta que al fin consiguió que firmara un papel en blanco negando sus apariciones. Así mismo, el administrador apostólico de la diócesis y D. Francisco Odriozola la halagaron también con una promesa en este sentido.
En segundo lugar, en una de las pocas veces que los miembros de la comisión estuvieron en Garabandal – según referencias de testigos fidedignos, apenas, el que más acudió, lo hizo no más de seis veces – mostraron bien a las claras esta actitud preconcebida. Era el 22 de agosto de 1961, a los dos meses y algunos días de haber comenzado las apariciones. Según cuenta el párroco de Barro-Llanes (Oviedo) don José Ramón García de la Riva, las niñas cayeron en éxtasis después del Rosario. Y en una de las ocasiones en que en ese estado entraban en la Iglesia pudo oír al doctor Piñal que decía en alta voz: “¿Qué? ¿Todavía continua esta farsa?” Así mismo, el sacerdote presidente de la comisión, comentó también en alta voz: “Yo en esto no creo.... pase lo que pase”. Después deliberaron los comisionados lo que debían de hacer y decían entre sí: “Vamos a cerrar la iglesia al culto. Enviaremos a D. Valentín un mes de vacaciones; lo admitirá fácilmente, pues parece que está nervioso... Al Padre jesuita (Ramón M. Andreu) lo haremos marchar. Impediremos subir aquí a los sacerdotes y... si esto es de Dios ya se abrirá paso”. Pocos días después, el 26 de agosto, salió la primera nota desfavorable del obispado sobre las apariciones.
En tercer lugar apenas corrió la noticia de que el P. Lucio Rodrigo profesor de moral en Comillas, durante muchos años, dio muestras de admitir la sobrenaturalidad de los fenómenos de Garabandal, acudieron a Comillas en septiembre de 1961 a entrevistarse con él los tres sacerdotes miembros de la comisión, que habían sido discípulos suyos y el doctor Piñal. Acerca de esta entrevista, el padre Lucio Rodrigo declaró a una persona digna de toda confianza: “No me fue difícil entender que no buscaban precisamente mi opinión, como elemento que les sirviera para formar juicio: Ellos venían ya con el juicio vencido en posición contra el posible signo sobrenatural de los sucesos”. También dijo a la persona susodicha que ya desde entonces creyó descubrir en los miembros de la comisión algo que luego se haría casi evidente: que ellos “andaban especialmente a la caza de datos o pruebas en contra”.
Constan además frases e incidentes de miembros de la comisión que demuestran esta posición preconcebida. En particular es curioso lo que sucedió con el doctor Morales psiquiatra, el 11 de julio de 1961, cuando fingiéndose carmelita, intentó sugestionar a las cuatro niñas de que sus apariciones eran falsas, asegurando a los visitantes que desde ese día las niñas ya no tendrían más apariciones. Al poco rato de haberse marchado el citado doctor, las niñas cayeron en un éxtasis que duró unos siete minutos.
De lo dicho se desprende que las notas que dieron a la publicidad los obispos de Santander, basándose en los informes de la comisión técnica, adolecen de falta de una información seria e imparcial por parte de la citada comisión.